viernes, 20 de noviembre de 2009

Estar, no ser.

Cuanto me ha precedido,
pasó irremediablemente
ajeno a mí.

Me hice presente acaso
-tras una inexistencia de dos mil quinientos siglos –
en la estrenada ilusión
de mis padres y unos pocos amigos
durante los escasos meses
que antecedieron a mi nacimiento.
Luego estuve, no fui,
aquel incierto tiempo
que devino a su vez ineludible.

Lo que me sucederá,
irremediablemente
también me será ajeno.

Quizá
en el recuerdo de una amante,
de un hijo,
o de un amigo
me mantenga presente.
Hasta que con ese hijo,
con ese amigo,
con esa amante,
también me apague,
irremediablemente.

Eurídice

Voltear la cabeza
y reinventarte
antes que otra vez
te desvanezcas